Desde la frescura que da la mañana y el formateo mental que da pasar 25 días en Camerún voy a escribir un poquito a ver qué me va saliendo. Estos primeros días recién llegada de la selva son especiales. De repente vuelves a estar en el mundo desarrollado, globalizado, en la parte moderna. En esos trocitos de territorios minoritarios, custodiados y cerrados con una gran coraza para que sólo sea de los que hemos tenido la magnífica y maravillosa suerte de haber nacido dentro de ellos. Ya estoy en España pero aún tengo las “gafas camerunesas”. No oigo, escucho. No miro, observo.
Miro la realidad pero de forma comparativa, veo lo que hace o tiene la gente y comparo… Imposible no hacerlo.
Una de las partes más difíciles para mí viene al llegar, cuando tengo que contar mi experiencia vivida en Camerún. Tengo todas las palabras, pero no sé cómo conjugarlas para explicar aquello. Las imágenes que enseño están todas contaminadas por el uso que hace la televisión. No hay mucha variedad en los comentarios, los tenemos aprendidos. Escuchas de todo: “¡Ay! que pena ¿pero ellos son felices con lo poco que tienen verdad?» O el de… “Es que allí una vida no vale nada…”. También “pero es que yo no entiendo cómo pueden querer venir aquí si allí por lo menos tienen un plato de comida asegurado con todo lo que pasan…”. O el de “Lo mal que estarán allí que se juegan la vida para venir”.
Podría seguir, pero sólo escribirlos ya me empiezan a pesar…
Yo “portadora de la realidad” aunque el mismo término provoca risa al leerlo. Esta gran tarea que conlleva mucha responsabilidad, me hace plantearme, ¿cuál es la mejor manera para transmitirla? Ya que he tenido la suerte de estar allí y verlo todo con mis propios ojos, ahora, ¿cómo lo cuento? He visto algo más de lo que hay detrás de todas esas fotos que llegan aquí, de los reportajes narrados por personas de aquí… que sin vivirlo, pueden hablar y hablar durante horas.
Sin vivenciarlo es imposible saber o conocer aquello o cualquier realidad que queramos conocer. Aun vivenciándolo hay muchas cosas que no se entienden, muchas realidades que no se comprenden… porque en todo hay algo más, un lenguaje que no es el de las palabras…
Retomo mi duda de antes, ¿qué digo? o ¿cómo lo digo? Para que con mi forma de transmitirlo pueda por lo menos intentar sensibilizar un poquito. Creo que plantearlo así es el error. Toda formulación en base a algo externo o ajeno será intentar construir en suelo ajeno, depender de la subjetividad y cambiante realidad del otro. Por ello, quizás no me esté haciendo la pregunta correcta. Por ello, simplemente se trate de ser más coherentes con nosotros mismos. Que nuestras palabras y cuerpo transmitan lo mismo.
Decir en mi caso que Camerún ha sido todo precioso y estar sintiendo que una parte ha sido muy dura tanto mental como físicamente… sería mentirme en primer lugar a mí misma y en segundo lugar a los demás.
¿Cómo se relaciona todo esto con mi proyecto de Stop Rumores? En la misma definición de su objetivo principal lleva contenido todo esto que estoy contando. Cuando dice “tiene como objetivo luchar, de forma sostenida en el tiempo…” ¿por qué y para qué de forma sostenida en el tiempo?
En una realidad cambiante a cada rato, en un mundo movido por la información de los medios tecnológicos no podemos pretender sensibilizar a una persona en una conversación. Aunque intentáramos acabar con todos los bulos, rumores o mentiras que circulan aún si físicamente pudiésemos eliminarlos, al acabar habría otro montón nuevos.
Siempre hay gente hablando, que los crea, trasmite y reproduce. Por ello gota a gota, petit a petit, con coraje y paciencia –dos palabras muy usadas en Camerún- Stop Rumores va dejando su granito de arena, plantando su semilla de la sensibilización, reflexión, comprensión, empatía, “otras gafas”, otra mirada. Busca esos rumores que tanto daño hacen, los analiza y desmonta. Pero como antes decía no podemos poner sólo el foco en la información, en lo externo, en intentar que la información sea lo más verídica posible porque es algo que nunca podremos llegar a controlar 100%. También se trata de formar personas con espíritu crítico que ellas mismas sean capaces de filtrar y ser críticas con la información que les llega, de crear Agentes Antirumor.
Con todas y cada una de sus acciones Stop Rumores se dirige a mentes despiertas. Personas que no se creen todo lo que escuchan o leen, personas que distinguen África por países, personas que no entienden de colores de piel ante las injusticias, personas que no les gustan las generalizaciones ni etiquetas, que ven el mundo de forma física sin barreras administrativas y, sobretodo, personas que buscan vínculos comunes por encima de las diferencias.
Victoria Rubio es responsable de Stop Rumores en la asociación APIC – Córdoba. Escribe estas reflexiones recién llegada de un mes en Camerún como voluntaria de la Asociación ELMAT.