Una experiencia muy gratificante

Por Agustín Olías, voluntario de Andalucía Acoge y agente antirumor.

Llevo ya más de año y medio como voluntario en Acoge y puedo decir que la experiencia está siendo muy gratificante. Hay momentos que destacan sobre otros, por la situación vivida, por las personas que tienes enfrente… Por lo que sea. Y uno de estos momentos especiales es mi colaboración en el proyecto Stop rumores.

Hasta el día de hoy he impartido seis charlas sobre dicha campaña en tres institutos de Torremolinos y Benalmádena, siempre a grupos de jóvenes entre los 13 y los 16 años. Y quizás convenga hacer una reflexión sobre ello. ¿Sirven de algo? ¿Qué reacciones he encontrado? ¿Ha habido diferencias de comportamiento entre los diferentes grupos? ¿He disfrutado, es decir, me siento feliz de haberlas impartido? ¿Merece la pena por el esfuerzo que conlleva? ¿Me ha servido en mi día a día como agente anti rumor?

¿Sirven de algo? Por supuesto que sí. No tengo la menor duda ¿Soy optimista? Claro, no lo oculto. No tengo ninguna estadística que avale esta sensación mía, pero, en este caso, los datos me dan igual. Solo con que algunos de las y los jóvenes (digamos, ¿el 20, el 30, el 40 por ciento?) que asistieron a mis conferencias se planteen el hecho de que existen rumores sobre las personas inmigrantes, rumores infundados en la inmensa mayoría de los casos, a los que no deben dar crédito, me vale. O que algunas y algunos (el tanto por ciento que sea) se conecten a la web www.stoprumores.com, me parecerá un éxito. De hecho ya me parece un éxito que hayan asistido a las charlas, que la mayoría haya mantenido su atención durante la hora de duración (y eso lo viví, no hace falta una encuesta), que hayan participado en las dinámicas y experimentos propuestos, que hayan contestado a mis preguntas, que hayan manifestado su opinión sobre un tema tan controvertido como es la inmigración y los rumores que la acompañan. Seguro que un “poso” ha quedado en la mayoría. Por supuesto, ha habido grupos más participativos y otros menos participativos; pero en todos ellos, en los seis, siempre ha habido voluntarias y voluntarios deseosas de contestar a las preguntas que se les planteaban y opinar.

¿Ha costado mucho hacerles participar, mantener el orden? Un poco. Si el tema les interesa y se les cuenta bien, de una manera divertida, escucharán. Si no, se despistarán, perderán interés, hablarán entre ellos, no servirá de nada. Son adolescentes, es lógico. Por eso he puesto tanta “alma” en las conferencias. No estoy acostumbrado a “bregar” con jóvenes, no conozco las técnicas apropiadas; solo he aplicado lo básico de hablar en público: que el tema sea interesante y que lo presentes de manera atractiva. Y eso me lo ha dado Acoge: el tema (atractivo) y el contenido (interesante). Yo solo he puesto muchas ganas de hacerlo bien.

Curiosidades que he visto. Una de ellas, la idea generalizada que tienen de que la mayoría de personas inmigrantes que llegan a España lo hacen en patera. Aunque un grupo, en el que había gran número de jóvenes con ascendencia europea (británicos y centroeuropeos), además de otros con ascendencia asiática, se decantó por el avión. Muy, pero que muy interesante, ha sido la práctica de dibujar lo que se les ocurría cuando pensaban en inmigración. Era un fiel reflejo de lo que los medios de comunicación nos transmiten: pateras, gente colgada de vallas, gente de diferentes razas dirigiéndose a España. Aunque también aparecieron flechas indicando la emigración española hacia otros países, principalmente de Europa. Las más dotadas (y dotados) se lucieron con bonitos dibujos muy elaborados; también aparecieron dibujos conceptuales, con mensaje incluido. En resumen, un placer ver sus dibujos (algunos de los cuales se pueden ver en esta galería).

El turno de preguntas al final de las charlas dio lugar a algún interesante coloquio sobre la inmigración en general. Nadie expresó opiniones en contra de la inmigración, pero sí condiciones, como que vengan personas inmigrantes si aportan algo, si tienen trabajo. Interesante, aunque no entramos en grandes profundidades sobre ello.

Me gustó presentarme como voluntario de Acoge. Mostrarles la existencia de las ONGs, que conozcan el tipo de gente en que se sustenta su trabajo, que conozcan la importancia del voluntariado. En uno de los institutos pude observar que había varias iniciativas sociales: la igualdad entre sexos, contra el machismo, contra la violencia doméstica, a favor de la paz, por el medio ambiente. De hecho, se había puesto en marcha una campaña relacionada con Greenpeace. En ese instituto era más fácil concienciar al auditorio, pues el trabajo del profesorado había preparado el terreno.

¿Algún momento desagradable? ¿Algo malo de la experiencia? Malo, de manera absoluta, nada. Algún revoltosillo, que necesitaba una atención especial; también es cierto que el profesorado me ha ayudado mucho, con su presentación inicial, apelando al buen comportamiento; su presencia durante la conferencia por si fuera necesario intervenir; y el agradecimiento posterior. Me sentí arropado por ellas y ellos. ¡Admiro a esas personas que dedican su vida a enseñar a la juventud!

En general pienso que el esfuerzo de dar estas charlas en institutos, merece la pena. Se trata de concienciar a las y los jóvenes que son nuestro futuro, contrapesar la mala imagen que pueden recibir sobre las personas inmigrantes.

 

 

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