He quedado con Isabel Cano, profesora del módulo Responsabilidad Social Corporativa del ciclo de Grado Superior de Administración y Finanzas del Instituto Politécnico Jesús Marín de Málaga. Allí, en su clase, vamos a impartir un taller del proyecto Stop Rumores, que se enmarca en la campaña que la Federación Andalucía Acoge realiza con el objetivo de presentar la realidad que se esconde tras ciertos rumores que se difunden sobre la inmigración. Isabel, alegre y simpática, me recibe con gran cordialidad. Me explica que son 30 alumnas y alumnos de edades comprendidas entre los veinte y los treinta años, algunas de ellas universitarias. En el instituto hay personas inmigrantes, aunque en esta clase solo hay dos: una joven ucraniana y un joven marroquí. Como novedad para mí, asiste un alumno sordo, Antonio, con su traductora de signos.
Cuando me encargaron la realización de este taller y me dieron los detalles, me sentí más expectante de lo habitual, pues había dos aspectos que lo diferenciaban de los anteriores: por un lado, el público que, aunque es gente joven, es más mayor que en los grupos anteriores; Y, por otro lado, la actual situación que estamos viviendo, con los terribles atentados de París, que crea nuevas noticias y rumores sobre las personas refugiadas.
Estoy muy interesado en hacerles participar en el taller, que pregunten, que expresen sus opiniones. Pero el comienzo no es muy prometedor. Ante la fácil pregunta de que alguien nos explique qué es una ONG, ninguna mano se levanta ¡No me lo puedo creer! Creo que es más la vergüenza de hablar en público, incluso les he dicho que se tienen que levantar para hablar, que el no saber la contestación. Insisto un poco y el primer voluntario se lanza.
A partir de aquí, poco a poco la situación va cambiando y el grupo se vuelve más participativo. Ya no cuesta tanto que expresen sus opiniones. Escuchan con atención mis explicaciones y participan de forma animada en las diferentes actividades que les propongo: dibujar qué les viene a la cabeza cuando piensan en inmigración (una mayoría hace dibujos donde aparece, de una manera u otra, una valla: la sombra de la frontera de Ceuta y Melilla está muy presente); encuesta sobre medios de transporte usados por los inmigrantes para llegar a España (el cayuco gana por goleada); la dinámica (experimento científico lo califico yo) del “teléfono”, que me da ocasión para introducirnos de lleno en el tema de los rumores.
Pero lo más interesante viene al final, cuando se abre el turno de preguntas. Poco a poco el interés se focaliza en lo relacionado con la injusticia que supone, según algunas opiniones, que haya españoles que no tengan donde dormir y demos asilo a personas inmigrantes y refugiadas. Hay opiniones para todos los gustos, algunas bastante radicales. En cualquier caso merece la pena que expresen sus ideas, que contrasten opiniones y que escuchen otra versión de las situaciones, otras experiencias.
Espero que la charla haya servido para que a algunas y algunos se les haya encendido la lucecita de la curiosidad y busquen en la web www.stoprumores.com, donde se pueden ver diversos rumores que circulan y los datos reales, de fuentes fiables y contrastadas, que clarifican la verdadera situación del rumor.
Muchas gracias Isabel por tu colaboración y amabilidad y ojala podamos seguir difundiendo esta iniciativa en otras aulas del Politécnico.
Por Agustín Olías, voluntario de Andalucía Acoge y agente antirumor
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